jueves, 24 de junio de 2021

Un nuevo día




    Amanecía agarrado a su mano, dulcemente, con ternura. Porque ella me dejaba que le acariciara las uñas, y su pelo: negro, limpio y brillante. Yo, entonces, me levantaba, me echaba agua fresca en el rostro y le preparaba el desayuno, y mientras ella lo devoraba yo encendía el fuego para luego colocar sobre él la olla con el agua. Más tarde, salía a la puerta: a respirar el aire frío y limpio del monte, a desparramar la mirada por aquellos verdes valles y a comprobar que todo estaba allí, en su sitio, y que ningún otro muro de aquella vieja casa se había desplomado.

    Yo era feliz así. Porque disfrutaba de la brisa fresca y de la sombra de mi higuera a la puerta de la casa, e incluso de las piedras desparramadas por el suelo a lo largo de la desdentada fachada. También lo hacía cuando me adentraba en el bosque y recogía piñas y leña para la lumbre. Así era bastante para mí. Me sentía feliz con mi única compañía: mi gata negra de pelo limpio y brillante.

 

© Fotografía y texto: Ildefonso Vilches Ruiz.

jueves, 17 de junio de 2021

A través de la ventana


 
    Deposito mi oído sobre tu pecho a las orillas de tu corazón y escucho allá a lo lejos su débil palpitar. Me incorporo y me limpio las lágrimas dándote la espalda; para impedir que puedas verme.

    Luego, miro a través de los ventanales hacia el exterior de la habitación -no me había fijado, en todo este tiempo, en las vistas que se aprecian desde esta ventana tan alta-. Y mientras lo hago, no puedo evitar cerrar los ojos, para recordarte, para quedarme con tu verdadera imagen, la que tenías antes de que todo esto hubiese comenzado.

 

Fotografía y Texto: © Ildefonso Vilches Ruiz.