-“Cuando descubres que las piernas apenas si te sostienen, cuesta conservar la fe. Sientes que la vida se consume y que todo pronto acabará”.
-“Vente para acá, ¡Espronceda!, déjate de quejas que nos vamos a hinchar de comer y de beber y de mirar a las chicas jóvenes bailar. Deja a un lado los achaques, depón el inventario de taras y vente conmigo, aquí, siéntate a mi lado, en esta silla, y brinda por la vida que se va. Y deja de quejarte y enamórate, de la vida, ¿no ves qué bonita es?; con este sol y este tiempo, uno… se tiene que enamorar”.
Fotografía y Texto: © Ildefonso Vilches Ruiz.
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