Ahí adentro

 

    Encontrarte con las amistades que tanto te quieren, eso es lo que necesitas: salir a la calle a que te dé el aire y a sentir la brisa salada; porque no puedes seguir así, cada día, todos los días, detrás de tus rumias y de tus pensamientos, todos esos que no hacen más que atormentarte.

    Que vuelvan tus grandes ideas, tu trato agradable y tu risa fácil, y comiences una nueva vida ya sin rumias y sin malos recuerdos, los que te quitan las ganas de vivir. Todo eso es lo que tú necesitas y, todo eso, lo tienes tú ahí adentro.

Fotografía y Texto: © Ildefonso Vilches Ruiz.

De difícil acceso

    Si supiera cómo conseguir elevarme sobre mis pies, cómo convertirme en ave para volar por el cielo y por encima de aquellas montañas; si supiera que finalmente mis piernas me darían para llegar a la cima; lo intentaría.

    Pero dudo de mí porque tengo las piernas muy cortas, y el corazón muy chico, y porque nunca antes conseguí gran cosa.

    Y no lo intento porque jamás antes lo hice, que me he visto siempre muy frágil y muy liviano; porque siempre he sentido que apenas si tenía fuerzas, que mi constitución no me daba para alcanzar si no era tomando atajos. Porque siempre me he visto los ojos feos, las manos huesudas y la boca exigua.

    Por eso, cuando miro estas montañas, me evocan tantas cosas… Por lo inexpugnables y empinadas.

© Fotografía y texto: Ildefonso Vilches Ruiz.